Revolución Por Minuto
Susana Torres - Revolución Por Minuto
Natalia era una universitaria formal de Medicina en Madrid. Siempre con su carpesano pegado al pecho y las gafas mirando hacia abajo. Hasta que llegó él. Javier León. Un hombre en una chaqueta de cuero, de espaldas anchas y cadena de metal en la cadera. Al fondo, seis motos y cinco hombres más enfundados en cazadoras.
Un puñetazo enfundado en un puño americano tumbó al suelo al cretino que intentaba atracar con una navaja. Cierto es que le propinó dos patadas de más en las costillas. Diez minutos después, la moto de su salvador la había llevado a un café en el barrio de Vallecas, Madrid. Era lo menos que podía hacer para agradecerle el gesto a “su salvador”.
Su porte duro, sus tatuajes y su ropa macara no casaban con la actitud que tenía por Natalia. El hombre hasta tenía conversación interesante, educación y caballerosidad. Con ella. Con sus hombres se comportaba de forma alfa, líder, y al parecer todo el mundo le tenía respeto en el barrio. Ellos ponían orden donde la ley no tiene tiempo o ganas, decía León. Pero la única forma que sabían era a través de un puño americano.
Era una situación complicada. Era un hombre peligroso. Ella una mujer “de bien”. Sus padres no lo aprobarían. Sus amigas no lo aprobarían. Podía meterse en líos. Pero Javier era encantador, y detrás de esa fachada de león asesino se escondía un hombre claramente prendado por ella...
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