A Ras Del Cielo
Juan L. Mira - A Ras Del Cielo
Si el teatro es el culo del mundo, Pozo –el apuntador del teatro Princesa– tiene que sentirse el culo del culo del mundo. La España de la posguerra huele a sótano y a sordidez. Agazapado en su concha sólo las pantorrillas de las actrices le muestran la verdad de la vida. Y Teresa posee las pantorrillas más hermosas del mundo. Pozo apunta a Teresa, que es Paula –la de “tres sombreros de copa”- y siente en su propia carne el amor imposible de Dionisio. Por ella es capaz, no sólo de apuntar con el oficio del mejor consueta, sino de disparar a quien haga falta. Apuntar desde un garito inmundo. Disparar y matar desde una azotea con la ciudad rendida a sus pies. La vida es una cacería: cazar o ser cazado. Arriba, abajo. En el fondo es lo mismo. Los perdedores se colocan, simplemente, donde le mandan. Y lo único que tiene sentido es amar, siempre a ras del cielo...
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